Toros en verano.
Comenzó la semana con la última corrida de Santander. Un encierro desigual, de todo, y a la baja, de Núñez del Cuvillo que no le sirvió a Morante. Ni Morante al público; pelín fondón, y carita de circunstancias, sin embargo con la disposición y entrega, pero íntima, de esta nueva etapa que el respetable no quiso ver por sus continuas dudas en el planteamiento de su dos trasteos.
Sí se valoraron la raza y el coraje, además de las buenas maneras, de Castella y Perera: dos figuras, que ejercen. Y todos los días. Pero un matiz, y que no se enfade nadie: mientras Castella está en la senda de su mejor versión remontando el año “horríbilis” pasado; Perera está en meritorio, sin llegar, por fas o nefas, a su mejor nivel: el del año pasado; por cierto, muy difícil de superar, incluso por el mismo. Pero la gente y la crítica lo tiene como referente y de ahí la máxima exigencia. Cortó una oreja y la sensación es que, a pesar de su lote, y estar por encima con su entrega y su toreo, el año pasado no hubiera permitido salir en solitario por la Puerta Grande a Castella, que al cortar dos orejas de un enemigo, el único torero en la feria con tal registro, ha sido proclamado triunfador del ciclo.
Pero el sábado, en Huelva, Perera, volvió a reventar la tarde y la feria cortando cuatro orejas. En Santander lo intentó y no pudo, en Huelva sí; y esa es la diferencia con el año pasado que no arrolló una feria, ni dos: arrasó la temporada. Por eso es histórica, de esas que ni los mismos protagonistas pueden repetir. Sí parecérsele, pero es cuando al personal le sabe a poco; más a los “mangutas” de premios con cierta tradición y dotación económica que se lo robaron en beneficio de la “Divinidad” dosificada y calculada, a los cuales las alternancias de Perera este año sin la continuidad de triunfos rotundos, les sirve como argumento de la tropelía pasada.
Perera, como Castella, en Santander, fueron feamente volteados producto de su ambición y del sitio que pisan, que no solo no es exclusivo de “la galaxias taurómaca”, si no que “se ponen ahí” con todo tipo de toro; en cualquier plaza —principalmente las de primera e importantes- , y compitiendo al máximo nivel cada tarde con el grueso del escalafón; sordamente, toreando, sin el altavoz previo, machacón durante días antes, de los voceros oficiales, del incendio en las taquillas provocado por un torero en exclusiva de una plaza de segunda y cuatro espectáculos al año.
Perera en Huelva, con Ponce cortando una oreja y Morante de vacío. Castella en la Pontevedra tomada por el “tomasismo” cortó dos, más una “hurtada por la presidencia” y otra perdida por pinchar. Una tarde en la que hasta Conde cortó su trofeo. “La divinidad”, dicen, no tuvo suerte con su lote. Posiblemente Castella si la tuviera, pero la suerte a veces hay que buscarla y a Castella le costó una cornada de 8 cts. en su primero sin pasar a la enfermería hasta acabar con el sexto. Hasta ahí; cosas para aficionados.
Si llega a ser al revés desde el atardecer sabatino hubiera estado la acorazada mediática dando la vara en portadas y telediarios para contarnos lo que se está perdiendo “Florentino” para completar su constelación galáctica.
Que como se está comprobando en la pretemporada pelotera, lo de menos es jugar, hacer equipo, meter goles; lo importante es vender: camisetas, periódicos, telediarios, o humo…que es lo que pone a todos de acuerdo. Y por el humo se sabe dónde está el juego…con j, de getas
18 de agosto de 2009
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