28 de marzo de 2010

El Rey, La Fiesta y el mercadillo “todo a cien” de San Isidro

El Rey Juan Carlos, S.M.: “La Fiesta es un mundo artístico y cultural fecundo…”

El Rey, en Sevilla ha sido claro. Le arropaba toda la autoridad política, civil y docente de Andalucía, prácticamente copada por el Partido Socialista. Complicidad con el mensaje del Rey sin fisuras. Faltaba quien siempre se esconde cuando se le busca: Zapatero.

¿Habrá tomado nota el Presiente del Gobierno para pensar que, camuflado de acto Institucional —como rezar con Obama- hubiera sido una buena ocasión para salir del armario de la ambigüedad y el papanatismo? ¿Jugar alguna vez a ganar y no permanentemente a empatar en las ocasiones comprometidas?

El acto de Sevilla, magnifico, de la entrega de premios conjunta a los triunfadores de la Maestranza y los más brillantes alumnos de la docencia y la universidad ha sido un ejemplo de espejo.

Nadie va a pedir que el Rey se prodigue en estos actos, devaluando su única presencia cíclica, ni que acuda a la tertulia del Plus ni los coloquios de después.

Pero de la misma forma que el Rey presidió tal acto ¿dónde estaban las figuras grandiosas y representativas del toreo para homenajear a sus compañeros premiados y formar parte del espectáculo? Hoy por ti, mañana por mí; siempre por La Fiesta. No gracias.

Se homenajea al uso, como en Valencia; cuasi un festival vestido de luces, y eso sí pasando por caja con la mayor voracidad que te deje el empresario.
Son dos hechos, uno expuesto ya en esta tribuna, la presentación de carteles de las grandes ferias y las entregas de premios, serias y rigurosas, de las mismas, despreciados por los que viven, ¡y como! del sector. Dos grandes espectáculos en potencia que podrían proyectar sensación social y mediática. Pero los unos ya han quedado reducidos en muchos casos a comunicarse por SMS, y los otros, en el mejor de los casos, a que acudan tan solo los premiados, cuando no, estos, delegan en el mozo de espadas, en el ayuda de éste, un primo, un cuñado, o algún periodista de cámara u otro leotardero vestido de limpio.

Con menos, nuestro malísimo cine, hace de los Goya y el día de su entrega una fecha rentable y productiva
Sevilla…y Madrid, S.Isidro: la polémica.

Siempre ocurre cuando se conocen de forma oficial los carteles de una larguísima feria de San isidro, o ferias de Madrid, puesto que son tres en una: la telonera, el abono cautivo y la impostora o “alferez de complemento”; luego se nominan oficialmente para el marketing. Más dos espectáculos ajenos ¿dicen?, La Prensa y Beneficencia, otro de PPV de rejones, que cada vez es más de PVC, y un estrambote descolgado al final del serial que curiosamente es uno de los dos soportes de la única salida que tiene el abonado para resarcirse de su esfuerzo, bien disfrutando del espectáculo, bien cediendo o rentabilizando su derecho adquirido hacia terceros, en espera de mejores ocasiones para ejercer de tal, de abonado y aficionado, sin riesgo de perder su acreditación.

¿La feria? Pues cada uno la va a contar, de hecho ya la están contando, según les va.

Los que no la soportan económicamente daremos cien rodeos, según filias y fobias, para al final, declararla “interesante”…¡con dos pelés!

Recuerdo una anécdota del maestro Antonio Ordóñez al preguntar que había ocurrido en tal o cual sitio cuando tal indefinición se puso de moda por el periodismo del momento…..

¿Cómo ha sido la corrida?, preguntó el maestro….

Su interlocutor respondió… ¡interesante!

Ordóñez dijo: lo tengo claro, “ni una vuelta al ruedo”

Si cualquiera se pone en la fila de la renovación de abonos en taquilla y escruta, sin micrófonos, como un abonado más, deducirá lo que para el que paga significa el “interesante” de aquellos que por nuestro oficio u habilidades la vemos de “barbulina”.
También es verdad que en el templo del autoproclamado liberalismo el marxismo aplicado a la tauromaquia, su reparto de los medios de producción, y su coste igualitario para el consumidor es un hecho fehaciente: cuesta igual ver a Picazo, De Justo y Lancho, no sé que día, que a Juli, Castella y Luque el día del patrón.

No es menos cierto que carteles como éste, que tampoco es la cuadratura del círculo, hay no más de seis. Y como aquel más de seis….por tres….dieciocho. La otra docena, de las tres, bien despachadas de espectáculos programados, son esos que ya hemos comentado ¡interesantes!......

Y, algunas cosas…

La presencia de José Tomás va a tapar muchas bocas.

Pero el hecho no es discutible. En una feria de primera faltan las dos primeras figuras del escalafón: Enrique Ponce y Pablo Hermoso de Mendoza. Y también la ganadería más emblemática del último cuarto de siglo: Victorino Martín.
La feria es la que es. Lo mismo que el año pasado, y el anterior, y el otro y el otro.

Es la única feria posible mientras el casero se lleve cerca del cincuenta por ciento de los recursos del inquilino en concepto de alquiler.

El dato, no por repetido, no es baladí. Háganse todas las críticas necesarias a la empresa pero el tumor, maligno, está diagnosticado: es la propiedad y su modelo el virus depredador.

Lo escribo para que si se es honesto, al menos, se repartan responsabilidades en cada cuota parte para que el asociacionismo variopinto que se arroga, sin pudor ni sonrojo, la representatividad de aficionados, abonados, etc. equilibre sus quejas con la mínima honradez. Toda vez que todos están subvencionados por la propiedad para sus saraos y “BBC” (bodas, bautizos y comuniones), incluída la Mesa del Toro. Y que la metástasis que aflora, más con la crisis, solo tiene un remedio: el cambio de modelo y, a lo peor, algún otro cambio más traumático. Que no es, necesariamente, el del empresario de turno.

FOTOGRAFÍA: Korpa

22 de marzo de 2010

Fallas: pólvora mojada

O al menos humedecida por un agua mestizada con la casta natural de los toros bravos a lo largo de los últimos, muchos años, en aras de hacer un animal más “embestidor” pero casi domesticado.

La agresividad es consustancial en un animal que se le tiene por fiero. A partir de ahí la destreza del hombre para reducirle mediante la lidia provocando la emoción de la fuerza, que de paso a la emoción sutil del arte de torear. Pero sin la primera la segunda es un remedo, puede ser un deleite más o menos melifluo según la capacidad de cada espectador para asimilar un ballet bellamente sincronizado.

Toros bravos, esta feria han salido muy pocos. Corridas casi completas en clase y casta, ninguna. Y por si fuera poco la presentación de los encierros, en general no ha correspondido a la categoría de la plaza de Valencia y menos a una feria de su importancia como Fallas.

Las pólvora de la casta y la bravura mojadas por lo que llaman los taurinos calidad, que es un eufemismo para maquillar el oscuro objeto de deseo de “disneylandizar” La Fiesta, ahora que tanto se reivindica su hecho artístico y cultural, le quita pasión y le desnuda de cualquier mérito además de propiciar el aburrimiento del público Se olvidan de la emoción, de la sensación de riesgo Aunque esté está siempre presente, tiene que aflorar. Lo de la mujer de César…parecerlo.

Sí, en el país de los ciegos…, han destacado los encierros de Valdefresno y Fuente Ymbro, ambos de teloneros de la “fiesta” de Ponce alrededor de la cual se programó todo el serial con objetivos no cumplidos.

Pero este espectáculo es así de complicado y a veces bien definido por los dichos “cuando hay toros no hay toreros y cuando hay toreros no hay toros”. Juan Bautista se dejó ir dos de la vacada salmantina a pesar de la oreja que cortó. Uno importante cuajó el novel Tendero que Acabó En la enfermería y con los malos se presentó en España el mexicano Arturo Macías que se dejó la piel, cornada incluida, para poder empezar su campaña hispana con una oreja.

Antes se había lidiado un encierro de Adolfo Martín con más genio que casta pero que de ser leído por la terna hubiera servido a partir de la emoción, pero Califa no justificó un puesto por mucho que sea paisano del Presidente de la Diputación, Moreno se entregó, con no mucha cabeza, y Calvo toreó pero no mató. Así no se sale del hoyo.

La de Capea del domingo, embarcada de forma precipitada para sustituir a La Palmosilla tuvo en su debilidad de fuerzas y en el maltrato de Jesulín y, en parte, El Cordobés su hadicap, solo salvado por un Fandi —espectáculo puro- que abrió la Puerta Grande.

El mejor toro salió el lunes dentro de un lote bien presentado y de juego equilibrado de Fuente Ymbro. Fue el primero. También el cuarto tuvo motor. El lote de César Jiménez, que al tran tran cortó una oreja a cada uno que le valió un triunfo para la publicidad, pero insuficiente para el despegue que le vuelva a los sitios de privilegio de antaño. Tejela en su línea, ni bien ni mal con el lote más áspero. Bolívar, quiere estar, pero se le espera poco, ni él acude siempre.

Y, se bajó el telón. A partir del martes las Fallas del “año Ponce”, que a la postre han sido las de El Juli.

La conmemoración del XX aniversario de la alternativa del maestro valenciano vino lastrada por la elección de un encierro que en general nunca debió pasar el fielato veterinario en Valencia. Y en el pecado, la penitencia. Tan solo una oreja en su segundo para el homenajeado y un trago amargo con el quinto, donde al fin y a la postre, no hay mal que…., sirvió para demostrar que con toros muy malos sólo él, y muy pocos tiran de argumentos y vergüenza torera parra jugársela como novillero al cabo de tanto tiempo y sin tener, ya, nada que demostrar.

El Juli, cierto es que con toritos más asequibles, estuvo impresionante con el capote, la muleta y la espada. De las mejores tardes que se le recuerdan. Cortó cuatro orejas y se hizo con la feria además de reventar los fastos en honor del maestro. Fue la única tarde en que se acabó el papel.

Aguada la fiesta valenciana el encierro de Alcurrucén fue de lo más serio junto con el de Jandilla del sábado. Con los toros de los Hnos. Lozano se certificó que El Cid, con el lote más templado de un encierro pidiendo papeles pero agradecido a quien los mostraba, ha entrado en un ciclo recesivo. Luque se arrimó hasta la cogida y empezaba a emerger un nuevo valor, que aunque bastante contrastado necesitaba de un escaparate así para reivindicarse como alternativa de futuro y evidenciar progresos: Rubén Pinar. Cortó una oreja. Tras Juli y Castella conforma el podio de esta feria. La corrida de Borja Domecq, aunque desigualota tuvo seriedad y mala suerte. Al gran 4º y templado 3º, la casta del 2º le hizo complicado, la bravura del 1º se la hurtaron en el caballo y hasta los “malos” 5º y 6º pudieron, de no ser por el Presidente, propiciar la Puerta Grande a El Fandi, se le pidió la segunda con fuerza, y Pinar al que le robó la que le hacía redondear la tarde.

Ni los encierros de Juan Pedro, una ruina de toro artista para tres artistas con la inspiración de vacaciones (Aparicio, Cayetano) y un Morante de más a menos según toro bueno, toro malo, ni el de Nuñez de Cuvillo, sin volumen ni cuajo, salvo por delante, con pitones agresivos, tuvieron la entidad que exige una feria como Fallas. Ponce cortó su oreja. Castella, segundo en discordia en el escalafón de brillantez de esta edición, se fue de vacío por culpa del presidente y de su espada. Manzanares cumplió con facilidad, cosa que no llega a los tendidos.

Y ayer con la ciudad de paisano, sin fallas ni pólvora, la corrido hizo el ruido que puede hacer un evento popurrí con siete toros de distintas ganaderías y siete toreros en algo, para cerrar el “Año Ponce”, que se vendió como un homenaje de sus compañeros al maestro. Hubo, lógico, de todo como en botica.

Mal empezó la cosa con el primer toro de Juan Pedro devuelto. El torero es el único hombre que tropieza mil veces en la misma piedra, Otro de Juan Pedro como sobrero. Flojo pero viniéndose. Ponce:oreja de homenaje.

Morante se meció con el de Cuvillo, jabonero, que se quería rajar y Morante se gustó, cortó la oreja. Juli hizo un monumento del toreo al natural. Series ligadas de siete y ocho muletazos rematadas impecablemente. Seis, en la feria. ¡Hay quien dé más!. De Manolo González fue el toro de El Fandi, no sirvió y el granadino dio espectáculo en banderillas y se justificó con la muleta.

Y Castella. Ejemplar de Victoriano del Río para la ocasión. Bueno. Desplazándose por lo dos. Castella empezó pidiéndole mucho, llevándole muy por abajo y hasta el final. Luego se enroscó sucesivamente el toro a la cintura, aprovechando el viaje más cortito para exprimirle con limpieza y dotes de prestidigitación. Dos orejas. Pedían más. Su primera PG en Valencia en su carrera.

El Garcigrande de Manzanares fue manso y bronco de salida. Genio y mal estilo.Importante labor, sorda, de Manzanares de valor seco, decisión y técnica. Lo mató fácil y eficaz.

Toro de Capea para cerrar plaza. Turno par Cayetano, dispuesto pero luz de gas.

El mejor homenaje, y en Valencia saben de ello, es que la pólvora sea en estado puro. Si se moja, los aditivos y combustibles de aliño para que arda son, sencillamente, una manipulación que degrada la categoría de un homenaje a la anécdota de montaje chauvinista.

FOTOGRAFÍA: Manolo Moreno.

15 de marzo de 2010

Toros en Castellón contra el frío, arrimarse

La feria de la Magdalena en Castellón no ha estado muy favorecida por la climatología. Frío y lluvia. Siberia, casi.
Sobre el papel tampoco estaba sobrada de alicientes para combatirla. Todo fíado a la tarde de José Tomás, la clásica de Victorino, ayer, y un par de carteles de fin de semana con figuras, no todas, no combinadas con el tirón suficiente para “ligar” el lleno de no hay billetes (agotados hace un mes) del jueves.

José Tomás salvó los muebles de su corrida con el habitual overbooking en la plaza y la ciudad, ayudó algo, no mucho —a lo visto-, al abono y se notó más que ningún año anterior la ausencia de las grandes figuras consolidadas en larga trayectoria como tales : Enrique Ponce y El Juli. Es un dato. No se sabe bien si por la crisis o por el acaparamiento de reclamo casi exclusivo del de Galapagar respecto del gran público, o por lo que sea, es cada día más complicado llenar una plaza de toros con regularidad a lo largo de una feria.

Es un dicho clásico desde hace unos años que “ninguno lleva a nadie”, y puede ser cierto, pero unos más que otros ayudan a acabar el papel; sin apreturas, pero llenar.

Ni la reaparición de Morante en La Plana tras años de ausencia y arropado con Castella y Perera en el cartel más rematado, el único, de la feria consiguieron el objetivo. Dicen los eruditos que después de José Tomás, el de La Puebla es el de mayor tirón, pues va a ser que no, o según en que sitios.

Otro de los acontecimientos que la empresa escrutó en los dias de su confección como incentivo a arrancar La Magdalena con fuerza era la reaparición de Jesulín, hijo consorte de Castellón. Incluso parecía que tras la “espantá” de la “rentree” oficial anunciada en Vista Alegre supondría un plus de interés. Además el cartel era el “mediático” y el día domingo. Nada, media plaza; con generosidad. Nada en los tendidos y nada en el ruedo; la cariñosa oreja cortada por El Cordobés.

La novillada del martes, con similar público en los tendidos que los “mediáticos”, solo arrojó de noticioso, lamentablemente, la cornada grave del debutante con picadores Juan Cervera. La corrida de rejones se ubicó en el peor día, el lunes.

Además, si la feria en lo climatológico ha sido de perros, ese lunes fue de perros, pero lobos. Tal fecha la aprovechó la empresa para cumplir con múltiples compromisos, hacer el nefando cartel de seis rejoneadores y demostrar (por parte de casi todos los taurinos) el profundo desprecio que tienen por el toreo a caballo. Faltaban, por supuesto, tanto Hermoso de Mendoza como Diego Ventura. Tres cuartos de entrada. La tercera en el escalafón de llevar gente y la primera, o casi única, en rentabilidad y auténtico balón de oxigeno para la taquilla general en el alivio del presunto debe en la cuenta de resultados. En lo artístico, sólo Andy Cartagena cortó oreja.

Con tal frialdad en lo climatológico y en el ambiente taurino solo quedaba opción a arrimarse. El público entre ellos, juntitos los vecinos de localidad. Arrimarse al café o al coñac. Y arrimarse en la arena: al toro y a la oreja de los compañeros de terna para decirles que aquello solo tenía una alternativa, la emoción. Único antídoto en un coso taurino para combatir todo tipo de fríos.

La “guerra”. Así lo leyó el miércoles Daniel Luque que en el cartel de jóvenes valores se desmarcó pronto dando pistas sobre quien va a ser el mejor de su generación. Talavante no tuvo la clarividencia o los arrestos de superar una mala entrada y un regular juego de los toros de Fuente Ymbro, sólo los tres primeros dejaron lucir habilidades, y Pinar suplió con raza y coraje su bisoñez para cortar una oreja. Luque además le puso técnica, argumento, puesta en escena y comunicación. Primer triunfador con dos orejas de su primer enemigo. Su virtud fue no fiarlo todo al quinto.

¡Hasta Aparicio entró en calor! Y llegó el jueves. Nada que ver el ambiente desde primeras horas de la mañana con nada. Como si Castellón fuera el escenario de la final de la Champions. Incluso por la noche, con el discurrir exitoso del festejo la ciudad era un torbellino de idas y venidas por bares, cafeterías, y restaurantes en busca de sitio angosto para tomar una copa o una procesión de gentes de restaurante en restaurante en busca de una mesa donde poder cenar, ya que el almuerzo, para los no previsores, fue imposible. Todo había salido a pedir de boca.
Jandilla, que no es una de las preferidas de José Tomás, se esmeró. Cuatro toros de nota. Y la sombra de JT hizo el milagro: Aparicio se arrimó. Y además hizo “sus cosas”, que si no las hace Aparicio no son estimables. A su primero, bravo, le plantó cara. Y al noble cuarto le jugó con “ahe”. Total, oreja y oreja, con su salida en hombros junto con el de Galapagar. José Tomás no tuvo otra opción que llevar emoción a los tendidos a costa de jugarse las femorales con su primero, reservón. Pero en el quinto brotó el toreo de las tardes grandes. De variedad capotera y entrega, siempre. De ajuste, dándole su sitio al toro, y en su momento, el epílogo, de extremas estrecheces. Con empaque y hondura. Temple, largura y mano baja. Lo mató y cortó las dos orejas. Fue tarde en que el castellonense Abel Valls solo pudo poner voluntad, y algo debió hacer con el sexto. Se fue, solitario, a pie.

La “madre de todas las batallas”. Casi llenaron la plaza, el viernes, Morante, Castella y Perera. Por lo cual Morante, declarado objetor, se postuló como excedente de cupo. Esta vez la suerte le sonrió a Castella. Fue el segundo de la tarde, el único en “jandilla” (como la tare anterior) del lote de Vegahermosa, filial, en todo, del hierro de Borja Domecq. Castella salió a por todas. Con rabia, con celo, con torería. Asustando al miedo… y además, toreando. Las dos orejas de ese toro no hicieron otra cosa que abrir fuego. Replicó Perera con similares armas, pero sin el mismo toro. Castella, en el quinto, pudo redondear la tarde, sin toro…y sin espada. Y Perera se tuvo que dejar pegar una voltereta para arrancar un trofeo del sexto. La tarde mereció la pena.

Tregua. La “paz” en clama chicha es incompatible con este espectáculo El sábado festejo plano en los toros de Algarra, bondad sin raza ni fuerza, en la facilidad “sin venta” de Manzanares (oreja), y el “pasar por allí” de Cayetano. Tan solo El Fandi calentó los tendidos a su forma. Cortó una oreja del segundo y le pidieron con fuerza la del quinto.

Los “victorinos” están en baja. Cornada grave a José Luís Moreno. Pundonor en Bolívar con oficio y mala espada. Y triunfo de rabia de Rafaelillo, oreja, en el único que defendió la divisa.

Castellón ya es historia. Próxima estación Valencia, estamos en Fallas.

FOTOGRAFÍA: Antonio Casado

7 de marzo de 2010

El toro en la plaza. Barcelona, para charletas de invierno

Ha salido el toro a la plaza. Lo hizo en Vista Alegre en un fin de semana que derrochó torería, por lo tanto arte, cultura. Lo ha hecho este fin de semana - complicado para que el “toro en plaza” tuviera protagonismo por los sucesos (sí sucesos) de Barcelona- en Olivenza; también en Castellón (La Magdalena) y Alicante, con un inicio discreto, pero testimonial en intenciones, de la temporada.

Olivenza, es un pueblito entrañable, en Badajoz, frontera con Portugal, y de reata mitad hispana mitad portuguesa, de poco más de 10.000 habitantes, que se ha visto cívicamente invadido por el taurinismo que es “legión”. Hace más de un mes que se anunció su feria y desde el día siguiente era difícil encontrar una cama para fin de semana o una mesa en un restaurante, o fonda donde almorzar o cenar. En más 30 kms. a la redonda. Ni siquiera en la capital. Las esperanzas de los aventureros residían en las bajas de última hora como consecuencia de la adversa meteorología, pero no hubo caso. Buen coche, gasolina y suerte para buscarse la vida. Feria, sobre todo la tarde del sábado en que J.Tomás iniciaba temporada, de reventas y carteristas. No hace mucho el mejor mercurio, y más fiel, para jerarquizar eventos.

Es lo que tiene el toro. Que un bello pueblo puede ser ciudad, grande, por unos días, y que el redentor de la Fiesta, en el mundo, y, principalmente en Barcelona, cada vez que se encuentra en un mismo cartel con Perera, un extremeño, en el tipo de Cortés o Pizarro, José Tomás merma, el tomasismo se atrinchera, o Perera se agiganta a niveles de 2008 cuando su temporada, similar a la del Barca de los seis títulos, es un hito en la historia de la Tauromaquia.

Y es lo que tiene el toro, en la plaza. Dos días después ¿Quién habla de los “sucesos” de Barcelona?. Pocos e interesados. Más cuando huele a Fallas que prometen excepcionalidad en excelencia y el empresario de Barcelona no se ha dejado contaminar ni ralentizar su agenda presentando las líneas maestras de la temporada en la Monumental con “una orina” que delata la robustez y la vitalidad del presunto enfermo.

Sin embargo los acontecimientos desarrollados el miércoles y jueves en el Parlament de Cataluña y los colaterales, solapados unos y adosados después merecen algún comentario reflexivo, sin duda, subordinado a lo importante: el toro en la plaza y la brillantez de su discurso artístico, cultura total: popular y de élite.

Sobre las comparecencias, pues lo ya sabido. Ninguno convenció al otro, y los políticos, destinatarios de los “mítines”, entre pasotas y desubicados. La brillantez de los taurinos, merced a su preparación, sobresalió, con argumentos conexos frente a la cerrilidad de discurso único de los mercenarios de la ILP. A pesar que “los del toro” no presentaron su mejor alineación. Cerebros y mentes preclaras, prestigiados por la sociedad y prestigiosos por sí mismo, o no fueron requeridos o se pasó de ellos. Escribo de Vargas Llosa, Sabater, Boadella, Barceló, Ansón, Amorós, Herrera, etc. Un provocador nato como Dragó no hubiera estado de más. Pero bien. Destacaron Joselito, “hijo del cuerpo”, el filósofo de la Sorbona Wolf y un alcalde francés, que como tal, les puso a cavilar a los “culiparlamentarios”.

La situación parecía estar controlada, y el golpe de efecto del discreto, en principio, comunicado de la Comunidad de Madrid declarando “los toros” como BIC (bien de interés cultural) hizo mella en los antis provocando una razonable euforia en la familia taurina.

Pero la situación cambió radilcamente, cañas por lanzas, cuando la presidenta de la comunidad madrileña obsesionada con un voraz protagonismo populista de corte rancio y casposo, entró a la muleta de los depredadores medios de comunicación y como el joven futbolista Canales con la camiseta del Real Madrid, fue portada de casi todos los diarios en pose asaz caduca. Como Belén Esteban, pero vestida de limpio.

Su osadía daba carnaza al debate político. La patrimonialización de La Fiesta por parte de una derecha, muy derecha. El resucitar, los más extremistas, la utilización de los toros por el Régimen anterior y hacer remedos subliminales. Aflorar el permanente contencioso Madrid, Barcelona y un débil argumento, pero excusa, al fin y al cabo, para poner en valor el topicazo de la “caverna mediática”.

La rápida reacción de Valencia, que ya había manifestado, con sosiego, abrir el procedimiento BIC hace días, lo mismo que Murcia; el recuerdo muy reciente del posicionamiento del gobierno Vasco y la indudable convicción de Andalucía, Castilla La Mancha y Extremadura, aunque acomplejados como socialistas por si se molestan las franquicias dominantes como el PSC y los aliados de ocasión: verdes, pro soviéticos y pro castristas y chavistas, pusieron las cosas en su sitio, nueva y felizmente.

Cualquier manifiesto institucional a favor de la Fiesta será siempre procedente y se agradece. Pero su utilización, maniquea, más con la frivolidad de la puesta en escena, puede ser contraproducente. Arma arrojadiza de “los contrarios”, que ni estaba ni se la esperaba.

Además se ha perdido una buena ocasión de echar a pelear al socialismo entre ellos. Bastaba, por ejemplo en Madrid, para que a la sobria declaración de intenciones por parte del portavoz del gobierno madrileño, se hubiera anunciado un proceso que pasara por la asamblea de Vallecas y ahí ver la personalidad o la condición de palmeros de la muchachada “tomasista” (de Tomás López, el de Parla, no del Tomás, monstruo, de Galapagar). Y así en todas las comunidades “peperas” hasta retratar el “canguelo” del partido a Ferraz, Moncloa, el “jardilín de las ministras” y, repito, a las “franquicias”.

Lamentablemente, los socialistas que apoyan la Fiesta sin ambages y con presupuestos desde Andalucía, con la TV autonómica Castilla La Mancha, con lo que puede Extremadura, el PP de los 1.000 millones que cobra por Las Ventas, de TM y La Otra sin una concesión a los toros, salvo cubrir el expediente, lo mismo que la Generalitat con canal 9 (siempre quedará la Diputación para asumir su responsabilidad y hacer un quite) y una Murcia oficial que solo conoce los toros por su amor a los burladeros de callejón, los socialistas, repito, otra vez, se han dejado “comer la merienda por su modelo de caudillaje y las hipotecas adquiridas”. Y las urnas se nutren de hambre.

Una guerra de demagogos, por un lado, y acomplejados ideológicos, por otro, en la que los taurinos tienden a vencerse peligrosamente…en sentido equivocado.

Es ahora cuando, por ejemplo, la Mesa del Toro, debe trabajar, honestamente, para conseguir que unos rebajen sus ansias de apropiación indebida (y den más trigo que tanto pregón hueco) y otros salgan del armario (rentabilizando sus inversiones, reales, en “el toro”) para institucionalizar, elevar a categoría política, lo que es un hecho a nivel ciudadano: “el cordón sanitario taurino” a Cataluña. Si es que esta, finalmente, se deja colonizar por ciudadanos del mundo, declarados apátridas y lo más cutre de la indigencia intelectual animalsita. El mundo del revés: ellos, Cataluña, que defiende con uñas y dientes una identidad propia, genuina y en muchos casos excluyente. Vivir, para ver.

En cualquier caso, salió el toro a la plaza. Y puso a cada uno en su sitio. Como siempre.

1 de marzo de 2010

El Juli: la disidencia

Vive Cuba, varias décadas, una vomitiva dictadura que la progresía internacional atenúa cuando no exime, como gran parte de la española.
Tanto ha tirado de la soga, el “castrismo”, que a los numerosos muertos anónimos, víctimas de la tortura —amparados en el silencio del oficialismo diplomático de los regímenes de izquierdas—, el último, Zapata, ha puesto en el escaparate la faz más tenebrosa de Fidel, Raúl y su cuadrilla de banderilleros, picadores y matarifes.

La disidencia clama…en el desierto. Moratinos no estás ni se le espera. Zapatero, como con la crisis, llega tarde, o nunca, y los medios de comunicación españoles son un canto a la pusilanimidad. Del pancismo al fascismo intelectual, solo hay un paso; y muy corto. Los del “no a la guerra” (la de Irak, porque la de Afganistán la entienden como los “geyperman” de la Chacón, o la de “las galaxias” de la Pajín), el sindicato de la “zeja” y demás subalternos —sindicatos, ecologistas coñazo, etc. — están en la cámara por el calor.

Sin el dramatismo, la tragedia, de la abyecta dictadura cubana, la tauromaquia actual vive, de forma larvada, una dictadura oligopolista formada por gran parte de sus profesionales y un extraño mestizaje de autotitulados aficionados que lideran los “sensibles” del “ahe” —duende-, y los “borjamari” del silencio: “silencio y duende”. En el punto de mira, “El Juli”.

“El Juli” es la disidencia. La trasgresión de lo hipócrita, de lo “políticamente correcto”. El becerrista que eclipsaba figuras, que cobrara un millón de pesetas por exhibición, que se tuvo que refugiar en México por el pecado de su precocidad para no ralentizar su fulgurante carrera. El que rindió homenaje a Madrid en su despedida de novillero, a plaza llena, sin la espada de madera del abono, triunfando con un Victorino y un vendaval mayor de los que meteorología anunció para estos días.

Diez millones tenían la culpa de su contratación una vez hecho matador. El flotador al que se asió Ponce ante la marejada José Tomás allá por los 98,99, que al final fue clama chicha hasta la bajamar del 2002 en la “tocata y fuga” del de Galapagar.

Torero de equipo, en el quinquenio de reflexión del “new mosnter”, colideró, con generosidad, los años recientes más esplendorosos y prolíficos de la tauromaquia de hoy: el trienio 2004-2006.

En plena juventud, maduro, en sazón, no se le caen los anillos en abrir carteles y en los principales cosos, ser escrupuloso en abrir encastes en los gestos de corridas solitarias de seis toros o mano a mano, desempolvando del olvido encastes míticos como el de Santa Coloma.

Al que Sevilla le debe una Puerta del Príncipe, porque optó por la de la enfermería. Al que Madrid exigió, como nunca en la historia, para franquear su Puerta Grande ante la doble moral de un público , aparentemente entregado, pero que no obligó a dimitir , de por vida, al presiente de la corrida, como sucedió con el tal Panguas cuando otorgó “el rabo” a Palomo en el año 72.
El héroe de Bilbao con cornada de espejo fresca en su rostro.

Volvió, El Juli —la disidencia de esta tauromaquia de diseño — a Vista Alegre. Con la raza que ya había destilado hace años, cuando su juventud le impedía asimilar la cerrilidad ajena, y terminar cortando un rabo. El sábado tenía que revalidar, sin nada que le quede por demostrar, pero lo hizo.

El Juli marca una época. Que es distinto que un periodo y sus modas elijan a un torero. Es la disidencia. Por San Isidro la dictadura venteña volverá a exhibir sus fauces ávidas de carnaza en esa extraña mezcla del sol y la sombra. La alpargata y el charol. El agreste vello del descamisado y la corbatita de Hermés.

Todos contra El Juli. “Triunfa y revienta…los”.