19 de julio de 2010

Toros, futbol y San Fermín

Los toros, hoy domingo, y prácticamente desde el triunfo de España sobre Alemania han pasado a un segundo plano. Bueno si es que la final ante Holanda ha dejado un resquicio para que ese segundo plano tenga entidad.

Pasado el hecho puntual, que dejará poso, sin duda, pero la vida sigue, ese segundo plano como segundo espectáculo de masas es una medalla de plata altamente cualificada y que, desde ya, hay que poner en valor.

Salvando las muchas distancias que tiene un espectáculo cautivador mundialmente y una Fiesta, española exportada a diferentes países como Francia y la América taurina, los toros son, por concepto, algo universal, igualmente y deben tomar nota de esta historia.

Pero para que un espectáculo, el que sea, tenga tirón, han de provocarlo los protagonistas, los ídolos, la “cara del espectáculo”. Los futbolistas hablan con la pelota, por supuesto, pero también con la boca… y de todo; de lo deportivo, lo humano y lo personal. Se les conoce al dedillo: sus gustos, aficiones, sus reticencias incluso lo que valen o como están cotizados y lo que ganan. Eso produce el despertar de la curiosidad morbosa por lo ajeno que mueve a todo ser humano y es una de las causas principales del movimiento huracanado que genera.

Mientras el torero habla, de vez en cuando, con la espada y la muleta, para luego esconderse. No se sabe si de prepotente, de acomplejado o simplemente de sinsorgo. Cada vez más.

Estamos en verano, pero en el resto de estaciones las figuras del toreo están en la “cámara” por el calor. Tanto, que muchas tardes, cuando quieren hablar, tan solo con la espada y la muleta, parece producto congelado.

Los toreros no están, no quieren, en los medios, ni siquiera especializados, de unos años a esta parte. Nunca ocurrió algo tan parecido y generalizado.

¿Qué hacer?, poco. Por frustrante que sea lo peor no es la constatación que no están, si no la certidumbre que “ni se les espera”.

Tambien el mundial, en sus fechas claves, ha afectado a la “universal” Feria de San Fermín en Pamplona siente “el aliento en el cogote” de “los mundiales”

“Feria trampa”
Se autodenomina “Feria del toro”, y lo que sale no tiene nada que ver zootecnicamente con el toro de lidia.

“Toro grande, ande o no ande”, y no suele andar, y si anda generalmente no embiste; no puede hacerlo en consonancia con la tauromaquia que se exige ahora. Tampoco están en su escaparate la flor y nata de las ganaderías que se repiten en los carteles de todas las grandes ferias salvo dos o tres tardes.

Plaza de 1ª categoría y feria “universal” que no constituye la presencia relevante de los mejores, si no una sucesión de toreros meritorios que por otra parte sería el mayor activo de San Fermín, por su labor de promoción, ante el olvido de otras ferias importantes, si no fuera por que detrás de esa justicia taurina se enmascara el bajo costo de mano de obra ante la seguridad de la plaza llena.

Aforo completo todos los días. Pero más del 50% corresponde a conglomerado de peñas que entiende la corrida como un acto lúdico más del programa festivo. Otro 25% es turismo nacional e internacional, que de forma más silenciosa cumple las mismas premisas que las peñas. El resto, público, y además lógico desenfadado y generoso.

Feria regalo. Las orejas se piden y conceden como si de una tómbola se tratara. Por ello su conocimiento se pone en cuarentena y apenas tiene repercusión más que para el currículo y los lamentos de no haber trascendido en forma de contratos.

Feria trampa, pero si no existiera habría que inventarla…además tal cual.

No hay comentarios: