El “toro” se la juega, bajo techo.
Anda “el sector” (así lo llaman los “ilustrados” del negocio) dando palos de ciego en busca de una identidad, que, si no impostora, no terminan de definir.
El “organillo” aglutinador llamado Mesa del Toro ya empieza a enseñar sus fisuras que desde estas líneas veníamos barruntado. Los empresarios andan mosqueados. Indefinidos los grandes, auto eliminados del “bloque” el amplio colectivo de la UNETE, y los “jóvenes” (de nueva creación —a penas un año) tampoco terminan de verlo claro.
El sistema de cuotas para la financiación y los objetivos marcados — casi todos poniendo el carro delante de los bueyes — han alimentado la desconfianza ya larvada por los personalismos y el bajo perfil de quienes (previo honorarios correspondientes) se han postulado para ¿liderar? el tal “sector”.
Entre sus previsiones andan más preocupados en efectismos, adornos cara a la galería, que La Fiesta tenga una normalidad en el tratamiento informativo de su día a día. Menos en buscar incentivos para que el espectáculo se desestacionalice de sus fechas y ferias clásicas.
Muchos brindis al sol. Pocas medidas de fomento real. Tan solo a cargo de los empresarios y sus iniciativas privadas —de ahí sus recelos con el mestizaje abrupto de la MdT—-para optimizar la modernidad de la proliferación de las plazas cubiertas y que el invierno fuera, además de otra parte de la temporada, una plataforma válida para enseñar nuevos valores y toreros emergentes y recuperables enriqueciendo el escalafón, por un lado, abriendo y cerrando con continuidad activa los años naturales,
El esfuerzo de Atarfe (Granada) y su certamen de rejones solo responde a un anhelo de Pedro Chicote y el apoyo de una administración del denostado, por los taurinos, socialismo: la andaluza, a través de Canal Sur,
Se han perdido los “gran hermano” de la Oportunidad en Vista Alegre, por la falta de aliento a las Fundaciones Juli y Joselito, y a la Escuela de Tauromaquia de Madrid y el nulo interés de Telemadrid; ni siquiera para rellenar parrilla de su ocioso y cuasi clandestino segundo canal “La Otra”. También el que patrocinaba Castilla La Mancha Televisión en sus versiones de matadores y novilleros, ante las críticas de despilfarro de la oposición “pepera” a quienes los “taurinos” rinden homenajes y pleitesía.
La simpática feria de Valdemorillo (Madrid) ha tenido que refugiarse en la televisión manchega para ofrecer el último espectáculo ante la desidia de Telemadrid.
Ayer comenzó, con muchas dudas, no menos zancadillas y parcos apoyos, la I Feria de Invierno. En un coso tradicional (puesto al día) como Vista Alegre (La Chata “carabanchelera”) en Madrid y con una “manita” , variada, de festejos muy atractivos, incluso con un final de auténtico lujo. La iniciativa ha partido de la empresa que gestiona Las Ventas; iniciativa privada, como debe ser, y la deferencia de Digital Plus.
Ni un aplauso, ni una palabra de aliento, ni acciones complementarias de promoción por parte de la Mesa del Toro; nada. Lo más, a título individual de algunas de sus cabezas pensantes, acercarse a hacer bulto, por supuesto sin pasar por taquilla.
La Fiesta necesita evolucionar. El invierno taurino es, no el futuro de la Fiesta, pero sí una despensa de ilusiones, un calentador de la temporada típica y un alimentar la afición. Y sobre todo un estar. Un recurso para que se hable y se escriba de toros, en el ruedo, sin que el vacío sea un abismo.
Del éxito o fracaso de esta primera edición, por ser Madrid, dependerá mucho la motivación o la renuencia para acciones de futuro en esta época y aprovechar al máximo la multitud de recintos de nuevo cuño o modificados infrautilizados y por lo tanto cuestionados cada vez que se debate la construcción de otro.
Que “el toro del invierno” sea una hipótesis de trabajo, seria, en un futuro va a depender muy mucho del apoyo de todos: su colaboración y participación en aras de un bien común por encima de intereses personales aún a fondo perdido de éstos.
Más en un tiempo en que la sociedad va mutando sus hábitos de forma vertiginosa y en consecuencia desaparecen, prácticamente, las plazas de temporada, reduciéndose el ejercicio a una sucesión de ferias con motivo de las fiestas patronales. Hace ya demasiados años que el fútbol y los toros rivalizaban en la sobremesa de los domingos. El fútbol ha ido saturando el marcado en contra de la tradición y en beneficio de sus intereses. Antes los futbolistas descansaban al menos dos mese en verano. Hoy algunos, la elite, entre unas competiciones y otras, no llegan a los quince días, y la trinchera de la navidad. Y la afición se harta… pero con la boca chica. A partir de este mes, en el campo y en la tele fútbol todos los días. Es, ¡”jartible”!, pero está vivo y colea. Arrolla.
Sin embargo son muchos, la mayoría, de los integrantes del “sector” taurino anclados en el “sol y moscas”.
8 de febrero de 2010
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