7 de julio, “San Mansín”. Le llaman la Feria del Toro; y es media verdad: la feria el toro “grande”, muy grande y generalmente manso. Se parte de una talla XL, mínimo, y muchos cuernos: tal como se inspiró la película la Trastienda, opera prima del cine de destape inspirada en “sanfermines”.
Corrida de Alcurrucén, amplia y cornuda…y mansa. Sustituía a la de Peñajara tras el sonoro fracaso de San Isidro, con el ganadero infiltrado en el 7, aduciendo el desastre a la gripe A.
Debutó Miguel Tendero (sustituía a El Fundi) pasando la prueba de la decisión y las ganas con animal soso por parado y sin celo. Con la espada se afligió. No así en el sexto en que se la jugó, con espada y muleta ante un toro con algo de más movilidad y al que con temple, no le quitó la muleta de la cara para provocarle repetir. Se jugó una voltereta de torero que quiere ser y cortó una oreja en tarde que parecía inverosímil.
Bolívar sorteó, para abrir plaza, un animal cinqueño de arrancada bronca, corta y con la cara a media altura. El colombiano pecó de esperarle con la muleta retrasada y consentirle su altura con tropiezo tras tropiezo. Surgió el viento, y se “llevó” cualquier atisbo lucido. Mató abajo. El cuarto no sirvió ni para capea. Bolívar se justificó con oficio; hasta llegado un bajonazo que deslegitimó el esfuerzo.
Poco toro de cuajo y condición fue el segundo. Salvador Cortés le cogió el punto de velocidad para hacer un trasteo voluntarioso y limpio. Dos estocadas deficientes. No mejoró el quinto la mansa y nula condición de la corrida. Cortés estuvo mucho tiempo en la cara del toro, con aseo pero sin chance.
10 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario