9 de febrero de 2010

El toro NO pone a cada uno en su sitio

Lo hemos venido repitiendo durante las últimas semanas según se fraguaban los carteles de las primeras ferias. En especial las grandes: Castellón, Valencia y Sevilla: “el toro no pone a cada uno en su sitio”. Y si lo pone lo hace tarde, a veces irreversiblemente. Sobremanera a aquellos que se la han jugado tarde a tarde con las corridas duras, buscando su sitio, que no es ese precisamente como se han encargado de demostrar en las escasas oportunidades que han gozado con otro tipo de toro.

Sin duda alguna, el remate, por arriba, de las ferias de Valencia y Sevilla nos instala ante dos grandes ferias por el hecho de coincidir en ambas que, a excepción de José Tomás –y en Valencia, Talavante- está todo el reclamo del escalafón para el público.

Pero la “crítica”, destinada a profesionales y aficionados debe profundizar en el conjunto de las cartelerías y denunciar honestamente la falta de equilibrio y las componendas y compadreos que desembocan en flagrantes injusticias.

Quedó dicho, el domingo pasado, el clamor de la “comunidad” de la Divisa, en Facebook, reivindicando la presencia de Urdiales y El Fundi en estas ferias. Y nos le faltaba razón. Porque en Castellón se lidia una corrida de Victorino, en Valencia una de Adolfo y en Sevilla, amén de la de Victorino, Palha y Miura, no siendo de recibo en abono tan florido lucir la divisa del conde de la Maza, se anuncian la de Pereda y la del Torreón, ¡lujo! (¿tan grande y cornalona es?), en la fase telonera, que a la vista de sus combinaciones, no justifican la ausencia de Fundi en una segunda comparecencia, como Dios –y el toro- mandan, y el puesto de Urdiales con la del Conde.

El pasado domingo, en el encuentro, en tiempo real de programa, con los aficionados a través de nuestro perfil de Facebook discrepábamos de aquellos que argumentaban la marginación de Urdiales a la poca fuerza de su apoderado (Luís Miguel Villalpando) y que otra suerte correría si fuera apoderado por “Los Chopera”. El cruce de opiniones fue sabroso. Mi defensa de Villalpando fue contundente: “sabe el torero que lleva, y aunque la ansiedad es grande, el año pasado cimentaron una temporada intachable, torero y apoderado, en saber decir que no”.
En esta ocasión le ha podido la angustia, o la amenaza a no acabar la obra comenzada”.

Cierto es que se quedaba fuera de las tres grandes citas del comienzo. Más Olivenza, más la feria de invierno de Vista Alegre y los domingos de Ramos y Resurrección en Las Ventas reservadas, estas, para otra clase de toreros, según encasillamiento espurio del sistema. Podría haber entrado en Valdemorillo por derecho propio y tampoco. A lo mejor la obsesión de Castellón, Valencia, Sevilla, etc. les llevó a no estimarlo o llegar tarde.

Sevilla, es muy importante. Pero hay que ir parar volver, cada año, sin dar argumentos a los empresarios para justificar en el futuro el “presentación, debut, y despedida” de un “trágala”. Decía el entrañable D.Diodoro, que la plaza está ahí, y no se la van a llevar.
¡Cómo será!, de mínimas garantías que para evitar “yu-yus” se baraja cambiarla de fecha. Anunciada un martes y trece, mutarla por la del día anterior.

A Sevilla, no es por no ir; si hay que ir se va. Pero ir “p’a na”, es tontería.

Estrambote.

1 comentario:

Manuela dijo...

si tanto tragala es, quizas fueramejor no ir...
Por cierto, quizas fuera bueno pedir a las ganaderias la ISO 9000, eso si es garantía