Sevilla se nos ha ido ante la frustración y la impotencia de público y afición. Supongo que de la empresa también. Como la preocupación de otros empresarios ante la pobreza exhibida por el escalafón y los titubeos de muchos ganaderos para asirse a la diplomacia y no decir lo que piensan sobre sus toros lidiados para no molestar a la figura o figurita que al fin y a la postre es quien los demanda y por lo tanto su cliente en una clara perversión de las leyes del mercado de cualquier actividad, y asumir que son “los malos de la película” con tal de seguir vendiendo.
Farolillos deja los dos mismos nombres que la pre feria: Juli y Manzanares.
La semana se salda con las cuatro orejas que sumaron ambos la tarde del martes, y las vueltas al ruedo de El Cid y Rubén Pinar.
Han sido, hasta la miurada de hoy, 36 toros, en esta semana, más sus correspondientes sobreros. Cierto es que no ha habido una corrida, por así decirlo, para destacar como completa pero si los seis de Fuente Ymbro, con sus matices diferenciadores, fueron posibles para cortarles oreja, han salido toros bravos de Torrealta, Puerto de San Lorenzo y al menos el 5º de Fuente Ymbro, cuando no el tercero, también. Y mucho toro medio, entre noble y mansito, dejando estar, manejables.
Promediando al menos dos, mínimo, cada tarde. Quince animales debieron ir al desolladero, por lo menos, con un despojo menos. No es mal porcentaje, pero el toro siempre tendrá la culpa. Para sus criadores también, leotarderos al servicio de los toreros. ¿Volvemos a la época del “ganaderos” por ganadero? Ahora se les llamaría “ganaeuros”. Hablen ¡coño!, hablen.
Discurría la semana sin mayores alicientes que esperar alguna tarde en la Maestranza sevillana en que la feria rompiera (aunque fuera en esa segunda parte de farolillos confeccionado con la calculadora y dicen que el “autor intelectual” fue el Jefe de taquillas) ante la casi nada que supone reducir su balance artístico a 5 orejas de El juli, 3 de Manzanares, 1 de Castella, 1 de Oliva Soto. Estadística estabulada el pasado martes. Inamovible antes de los “miuras”.
Pues lo que “no pue ser no pue ser y además es imposible”.
Tan solo la actuación del joven Rubén Pinar, que precipitado con la espada, cambió la oreja por la vuelta al ruedo.
La que dio El Cid, merced al cariño de Sevilla, que otras tardes le negó, no es que sea una mentira piadosa, es que sigue dejando muchas dudas.
A partir de ahí, ni Ponce mantuvo, como otras veces, el tipo ni la serenidad ante la adversidad, ni Talavante terminó de disparar en una arara y confusa corrida de El Puerto, como Castella el domingo, a pesar de su oreja. Tan solo Morante, con un esfuerzo importante como corresponde a aquellos que se sienten figuras, puede refugiarse en el infortunio de unos lotes, eso sí, matizando a contra estilo. A buen entendedor……Y Cayetano, que, a mi entender, y visto lo visto en la feria, cumplió con dignidad. Posiblemente insuficiente para lo que de el se espera, según lo que él y su entorno aspira.
Aparicio en Aparicio, para lo bueno, y para irse de vacío con dos “jandillas” posibles. Lo mismo que Curro Díaz y Tejela con los de Alcurrucén. Y de los “mediáticos” más de lo mismo, igual que Fandi, con varios ejemplares de Torrestrella asequibles.
Perera y Luque siguen dando bandazos a las puertas de San Isidro. Lo que se anunció como un mano a mano, fue una vez más una corrida de dos toreros, que además llegaban a la baja, incapaces de resolver en las nobles quince o veinte arrancadas de los dos primeros pastueños Fuente Ymbro. Aguantar los problemas de la casta del tercero y la bravura del quinto Perera; otrora adalid de la quietud y el valor escalofriante. Y Luque hundirse en sus dos últimos…….como le ocurriera con la nobleza del Jandilla la tarde en que Juli y Manzanares le dijeron, con los trastos toricidas, eso de: “vísteme despacio que tengo prisa”, o “cuando seas padre comerás huevos”.
Del preámbulo poco más o menos.
Tras la tempestad del “tsunami Juli”, la calma. A los chaparrones casi continuos, piedra incluida, del viernes de preferia, las nubes sujetaron agua en el cielo gris durante la corrida del sábado.
El agua había caído en la dehesa de Gavira sobre la casta y bravura de sus ejemplares mandados a Sevilla.
Altos de agujas, regordíos y desiguales de cabeza resultaron mansos. En diferente grado, intensidad y manejabilidad, por que todos los toros tienen su lidia y los mansos también.
El lote de Morante dio menos opciones por brusco el primero y sin ritmo ni fondo el cuarto. El torero se puso, o hizo, breve y poco más.
Los otros cuatro aquerenciados y huidizos tuvieron distinto trato.
De actitud, recursos y buena mano izquierda de Talavante, que de no pinchar su lote podría haber cortado oreja en cada uno, y el estar por allí ante un desesperante tercero escupiéndose de la muleta todo el rato y un sexto parecido de Luque.
Pero Luque en distancias que no sean cortas o animales que le dejen sus cambios de mano etc. está muy limitado de armas veteranas para sobresalir sobre la mala condición de sus toros y así simplemente empatar…a cero, naturalmente.
Por lo demás semana más mediocre que discreta. De toros, que siempre tienen la culpa y sobre todo de toreros.
Antes, los Victorinos en fase Juan Pedro, de casi todo. Ferrera se tapó con las banderillas. El Cid, no estuvo, hace tiempo que no está, y cada vez se le espera menos, Sevilla incluida. Y Jiménez, simplemente ni se puso.
Los Palha, malos. Y mal presentada la corrida. Serafin Marín por allí anduvó. Iván Fandiño como queriendo, y casi siempre fue verdad, y Arturo Macías, quiso tan de verdad, siempre, que ¡al hule! La verdad no está reñida con los conocimientos. Van dos en dos ferias.
Los del Torreón: Embastecidos. Por ello era corrida telonera y no la quisieron las figuras. Antonio Barrera en dolorosísimas circunstancia, la mala suerte se cebó con él. Hubo dos toros buenos, y dos de lo que se llama “medio toro”.Y dos toreros de cuarto y mitad de ambición. En diferentes grados. Luis Bolívar, se dejó los platos en la mesa. Salvador Cortés, a dieta blanda, se conformó con el postre y el café. El lunes. Urdiales se puso, casi todo el rato, faltó el casi. A Nazaré las dificultades le superaron.
Lidiaron la muy seria y astifina corrida del Conde de la Maza: hubo dos toros posibles. Y posible alguno más.
Cuando esta feria, importante, se cierra con mucha preocupación del momento que atraviesa el escalafón llega la noticia escalofriante de la cogida de José Tomás en Aguascalientes, Mexico. La sangre de los toreros siempre está al quite cuando la Fiesta se tambalea. Un torero, una máxima figura, ofrece, generoso, su vida, para que la Fiesta perviva en su esencia: la suerte o la muerte.
26 de abril de 2010
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