José Tomás vuelve a dar satisfacciones. Ya está en su casa de Aguascalientes y su recuperación es tan rápida como óptima. José Tomás ha hablado, entre emocionado y por supuesto agradecido. A México y al cuadro médico……..
La semana se ha contando por zancadas respecto de su reestablecimiento cada ciclo de 24 horas.
La recuperación del diestro, que pudo morir en el callejón de la plaza, se debe, además de su fortaleza y preparación, a la inmediatez de la intervención. Pero sobre todo a la ciencia de los doctores, en especial Alfredo Ruiz, que no tuvieron una sola duda en como actuar: tanto en la enfermería de la plaza como en las horas críticas posteriores, sobremanera en las 18 horas siguientes. Pero el factor fundamental, además de Dios, la ciencia y sus intérpretes, han sido las lesiones producidas por la cornada, muy graves pero no irreversibles; salvo el shock hipovolémico, pérdida casi total de sangre, que es lo que en segundos pudo acabar con la vida del torero.
La claridad del primer parte facultativo emitido tras la intervención en el hospital Miguel Hidalgo contrasta con la tremenda confusión que los medios de comunicación han trasladado a la opinión pública, incluso pasadas las primeras horas críticas, propalando mensajes de máximo catastrofismo que llevó a emitir juicios a cirujanos españoles del mayor nivel que afortunadamente no se van a ajustar a la feliz realidad de ver pronto, en un lapso prudente, a José Tomás vestido de luces en el ruedo.
El parte rezaba: “El matador de toros José Tomás presentaba una herida en la cara interior del tercio superior del muslo izquierdo, de unos 20 centímetros de longitud, y varias trayectorias, que interesó piel, tejido celular subcutáneo, masa muscular, seccionando la arteria femoral profunda, lacerando la artería femoral superficial, y asimismo, lacerando la vena femoral”.
Fue el jueves cuando los doctores Ruiz Romero y Ramírez Ruvalcaba, conjuntamente con el médico particular de José Tomás, tuvieron que salir al paso, al cabo de los días, todavía, de dimes y diretes, y emitir el parte médico original de la madrugada del pasado domingo en el que además, a quienes quisieran interesarse por la verdad de los hechos, los doctores atendían con exquisita amabilidad para añadir que: “ la cornada no había dañado otras venas o arterias y que no había sido necesaria la implantación de injertos o efectuar el by-pass” y que las lesiones se repararon por medio de suturas. A pesar de ello algunos medios, incluso en su edición del lunes, titulaban con grandes caracteres las roturas de las venas y arterias ilíaca y safena con sus colatarales quirúrgicos.
Las horas posteriores ya son conocidas: camina con la ayuda de un andador, su estado anímico es excelente, goza de buen humor, pidió ver al “Aleti” y descansa ya en su domicilio de Aguascalientes, previendo viaje a España en los próximos días, cuando no horas.
La preocupación ahora es saber en función de las lesiones cuando podrá reaparecer. Y aunque solo va a depender del torero, ¡faltaría más!, los pronósticos desde la experiencia clínica, y dentro de la reserva lógica, son tan esperanzadores como lúgubres, sostenella y no enmendalla, de aquellos que escriben y hablan desde la distancia, sin acudir a las fuentes, por no interesarles, (que una realidad no te estropee una noticia ni un titular amarillista casi macabro) reservándose, si se produjera la anhelada reaparición dentro de un medio plazo, la invocación al milagro de la Providencia e insuflando un plus de heroicidad al torero. ¡Cómo si a Dios le hiciera falta revalidar sus influencias sobre los humanos o a José Tomás su áura numantina de cada tarde haya que renovarla ahora por un desgraciado e indeseable percance!.
Para quien quiera leerlo: el diestro ha recibido un tratamiento con anticoagulantes en dosis profilácticas preventivas y también antiadhesivos, que al no haber requerido de injertos, bypass ni ningún tipo de necesidad de prótesis no es un tratamiento de por vida, sino que se ha mantenido durante la reparación de los tejidos y en los días posteriores. En ningún caso se alargará durante semanas y por lo tanto no tiene porque afectar a la reaparición del torero. Y que los efectos que puede tener en el organismo del diestro tras la transfusión de emergencia que recibió, 8 litros de sangre, de momento, y no se preven complicaciones vitales, no han producido reacciones agudas ni rechazo ya que la sangre empleada había pasado todas las medidas de seguridad y sanidad correspondientes, “la sangre trasfundida a José Tomás estaba completamente limpia”. Es el dictamen del Dr. Alfredo Ruiz que ha demostrado sobradamente saber lo que dice y sobre todo lo que hace.
El periodista debe ser honesto y transmitir sus sensaciones. Yo les cuento: las entradas de San Isidro, respecto de las actuaciones de José Tomás, están en la caja fuerte. No creo sea tiempo suficiente para reaparecer, si acaso el 12 de junio. Parece pronto, es Madrid y sin la anestesia de algún festejo anterior a guisa de probatura.
Lo que sí confieso es que ya me he apresurado a reservar alojamiento en Barcelona para el 18 de julio. Y no es un brindis al sol, porque ha habido que depositar la correspondiente fianza. ¡Ea!.
3 de mayo de 2010
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