José Tomás no irá a Sevilla el domingo de Resurrección de 2010. Si se confirma la noticia vomitada el pasado viernes, y teniendo en cuenta que el 11 de diciembre está vacante en el calendario de ONGs y ociosos progresistas, podría ser declarado día del “luto taurino”.
La empresa de Sevilla cedió en todo. Festejo sin la presencia de las cámaras de televisión, por lo cual se hipotecaba una fecha de lleno garantizado de forma habitual: domingo de Resurrección. Cartel adecuado con un torero más antiguo por delante, con que se deteriora, por razones obvias, la “redondez” en el remate de una terna acorde con la tradición de dicho festejo en Sevilla. Y doblegar y tragarse el orgullo contratando una corrida de Núñez del Cuvillo con el que se mantiene un contencioso de “amores propios” desde hace unos años. Amén del alto coste, ya de por sí, del encierro citado y del plus que supone la exigencia de José Tomás sobre tal hierro para torear como condición “sine quanon”. Pero llegó la hora de hablar de honorarios y no hubo acuerdo. No hace falta, por ser público y notorio, contar que es lo que pudo pedir el diestro. Se desconoce las oferta e la Empresa, pero las diferencias han debido ser suficientes para empezar, el apoderado del diestro, a negociar con Málaga que se ha estado dejando querer durante la negociación mentada.
Todo esto ocurre después que nada más finalizada la temporada José Tomás siguiera protagonizando, en estrategia depurada, la actualidad taurina con sus precoces contrataciones en plazas como Madrid, Bilbao y las expectativas de Sevilla.
Y este desenlace, frustrante, sucede a renglón seguido de comparecer en tres de las plazas más importantes de América, México, Quito y Lima, sin conseguir acabar el papel en ninguna a pesar de la fuerte inversión publicitario que hizo con motivo de su vuelta a La México. Un viaje que se ha saldado, por fas o nefas, con un pobre balance de triunfos: 1 oreja en 7 toros. La tarde mexicana Arturo Macías cortó 2 orejas con petición de rabo y en Lima hasta Finito de Córdoba cortó 1, por las dos de Miguel Ángel Perera Que le sigue comiendo la merienda haya donde coinciden.
Cuando una parte cede en todo y al final no se llega a un acuerdo económico las dos tienen su cuota de culpa; no solo una. Y si me apuran la más exigente en las cuestiones anteriores es mayormente culpable en la falta de acuerdo final.
Lo que se le puede achacar a la empresa de Sevilla es bisoñez al no comenzar la negociación por la parte económica. Si bien, su buena fe le pudiera haber llevado a pensar que cediendo en todo lo taurino el acuerdo sería más fácil.
En cualquier lugar los casos que se quieren comparar respecto de la no contratación en Sevilla con las, al parecer firmes, de Madrid y Bilbao son distintos. Y estos a su vez diferentes de otras plazas de segunda. O como Valencia o Málaga que se resarcen de las pérdidas puntuales del festejo tomasista por la repercusión en el abono de feria o abono especial. Veremos a ver que dice este año el diestro de Galapagar respecto de las telonera corrida picassiana — como el año pasado- y si, al final, hay acuerdo o no.
Ciñéndonos a las de su rango, desbrocemos:
En Madrid se sufre una fuerte presión política, caprichos de malcriados, por parte de la usurera propiedad que no pierde ocasión de cobrarse servicios prestados. Además, el negocio de la reventa, en plaza como Madrid, no es ninguna tontería. Tanto la legal —más consentida en su prostitución que tolerada y que la torna alegal-, la ilegal, todas organizadas, y, muy importante, la de particulares. Sí hay muchos abonados influyentes en la sociedad y política madrileña que con la inclusión de José Tomás pueden jugar mejor sus cartas de múltiples abonos en sus manos, muchos, seudo “institucionalizados”.
En Bilbao, además de ser los más grandes, los más altos, fuertes, y los más guapos, subyace una presión de poder fáctica taurino local y también el reto, la necesidad, de probar si con el de Galapagar se llena la plaza fuera de la Semana Grande. Se la juegan. Pero el altruismo anunciado por el diestro donando los honorarios a La Misericordia, hace que el costoso desembolso, de una forma u otra, revierta en la propiedad de la plaza que además, se mire por donde se mire es de titularidad pública, se le contrata con dinero de todos, al menos de los vascos, los vizcaínos o del erario de los “de Bilbao de toda la vida”.
Sevilla, su empresa, para bien o para mal es libre. Y el negocio de una familia, o tres. Los Maestrantes, la propiedad, no presionan. Entre otras cosas porque ya lo hacen con el 20% limpio de la explotación. Si lo hacen la prensa y asociaciones de abonados constituyendo una pinza muy ruidosa pero que a la hora de la verdad mete tan sólo media plaza. Es desgraciadamente su techo; El resto es del AVE. Y tiene cerca de 15 frecuencias diarias en ambos sentidos. Y el AVE si acaba el papel toree quien toree con el fin de su Semana Santa abriendo cartel y los “farolillos” cerrándole.
Sentido del negocio y sentido común. Que suele ser el menos común de los sentidos cuando se juega a empresario con el dinero ajeno.
Muchos de estos, contables de salón, seguro que añorarán al “viejo” y entrañable Diodoro Canorea, que, “cabalito”, le hubiera firmado tres, cuatro o cinco tardes al de Galapagar, como en su día a Curro Romero que le tenía cogida la oreja. Y de aquellos polvos, vinieron los lodos. Ahora que el albero está medio oreado, los sucesores no quieren nuevos barros. Ruinas y tragedias, las justas.
14 de diciembre de 2009
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