18 de mayo de 2010

San Isidro: ¡Gracias al festejo dominguero! Ni Juli ni Castella

“Semana horríbilis”. Así las cosas, las esperanzas estaban puestas en la corrida de ayer, sábado. Pero ni los de Garcigrande sirvieron para que las figuras, Juli y Castella, triunfaran en la exigencia que el público tiene respecto de las mismas, ni las mentes estuvieron claras y despejadas para improvisar a favor los continuos y desconcertantes cambios de comportamiento de la corrida. Pudo hacerlo- cortar oreja- Juli en su toreo mandón y largo por el buen pitón derecho del que abrió plaza abusando del mismo, pero –acusando, otra vez, el ambiente hostil- se empeñó en alternarlo, testarudamente con un toreo al natural de mucha dificultad por los cabezazos que pegaba el toro. En el cuarto, la sosería del animal perjudicó la correcta y serena labor del madrileño, que además en ambos falló a espadas, al igual que Castella. Serio, siempre, y dispuesto, pero en tarde en que afloraron los desarmes y enganchones. Tampoco Daniel Luque tuvo enemigos de triunfo, pero su forma atropellada de andar por la plaza no le redimió y sí acrecentó las muchas dudas que ha dejado en sus últimas actuaciones sobre su capacidad.

Si la corrida de Parladé (jueves), deslucidísima, tuvo críticas dulces de los medios afines, otro tanto ocurrió con el club de fans de los hermanos Lozano respecto al encierro de Alcurrucén (viernes). La corrida tuvo la suerte de taparse por ser mejor blanco y diana un Manuel Jesús “El Cid” que no disimula que quiere… pero que no puede. Chispazos, atisbos, un esfuerzo, un desfallecimiento, otro empujoncito….total para descubrir algún fondo del toro quinto, hacer ver por bueno lo menos malo del animal (y del encierro) y ser el centro de la crítica. Tarde en la que el arrojo, siempre precipitado, de Tendero tapó tremendas carencias de su lote, como su bisoñez hizo aflorar alguna pequeña virtud de sus oponentes, el sexto, brusco y con genio, lo llaman encastado, que se magnificaron por los adictos. Uceda, más frío que de costumbre ha consumido sus dos turnos de esta feria de forma gris e indiferente. Son cartuchos derrochados de los pocos que por razones obvias van quedando en la recámara para que Madrid sea plaza sobre la que giran sus temporadas. Alerta roja.

Domingo. Gabriel Picazo tuvo toro mansito, pero bueno para el torero. Picazo estuvo limpio y con gusto. Lo entendió y le pegó pases buenos. Faltó, quizá, romperse algo más. Se quedó en la carra a la hora de dejar media estocada saliendo volteado. Saludó una ovación. El cuarto, de Pereda, le costaba humillar, pero obligándole obedecía. Repetía además. Le forzó Picazo, y aunque algo por fuera, le ligó series meritorias. Sereno, centrado y con buenas maneras. Quiso hacerle demasiadas cosas. Volvió a saludar aunque con alguna protesta de la “ilustración”.
Emilio de Justo pronto se “despatarró” en un quite al primero de gran empaque. Su primero hizo regates de salida pero transmitió mucho en la muleta, entre el genio y la casta. El extremeño le consintió mucho y mostró buen concepto y preparación. No era fácil. El gusto ya era conocido. En el mejor momento, con dos naturales hondos, ligados, perdió pie y se cayó en la cara. Volvió, y aunque pegó pases buenos careció de dejársela al tercero y hacer las series más largas. Sonó un aviso toreando. Se hartó de pinchar y…al corral a toro echado. El quinto tendía a tirar el derrote y De Justo no acertó a templarlo prodigándose los enganchones y punteos.
El tercero llevaba hierro de Pereda. Toro miró, venciéndose y cortando por el derecho, “pregonao”. Por el izquierdo al segundo, tercer pase, era peor. No se arredró Lancho y le plantó cara. Un metisaca en los bajos abortaron los aplausos de reconocimiento. El sexto tuvo movilidad, no siempre formal. Lancho derrochó disposición, a ve es con errores técnicos retoque y colocación l oque le suponía coladas de riesgo. De buen inicio en la arrancada no terminaba de pasar deslizándose suave, pero bueno; para tener mayor oficio. En alto la gran voluntad de Lancho.

Domingo16.11ª de feria. Casi lleno.
4 toros de Los Bayones, 1º bueno, aplaudido. 2º y 6º encastados. 5º defendiéndose y de Pereda, 3º, malo.4º, con motor.
Gabriel Picazo, media estocada; ovación con saludos. Pinchazo, estocada desprendida y descabello; saludos.
Emilio de Justo, doce pinchazos y tres descabellos; tres avisos echándose el toro. Pinchazo, estocada y descabello; silencio.
Israel Lancho, pinchazo y metisaca; silencio. Estocada; silencio.
Incidencias.- Minuto de silencio en memoria de Joselito y ovación de inicio para Lancho.

FOTOGRAFÍA: Paloma Aguilar

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