El mejor homenaje a un icono, un referente, en cualquier orden social, debe ser breve pero intenso, y sin caer en la apología, o hagiografía, responder a la realidad humana y profesional del mismo que argumenta la grandeza del personaje para ser recordado permanentemente aunque el tópico nos instala en este tipo de “renacimientos” cuando se cumplen aniversarios del negociado de lo cabalístico. Por ejemplo, los 5, 10, 20 o de singular manera los 25 años de un suceso de cualquier naturaleza.
El 25 aniversario, no deja de ser el siguiente al 24 y el anterior al 26, pero “el cabalismo” da cobertura a todos los olvidos inconfesables anteriores y permite una redención a la desmemoria.
Al mismo tiempo una coartada de la más baja ralea, de corte soez, a todos los oportunistas que aprovechando que la SGAE no cobra derechos de autor por la utilización de artistas muertos cuya obra no controlen ni el Gobierno de la ceja auspicie y mime de forma sectaria.
Un ejemplo de síntesis, en aras de lo rotundo, del significado de Paquirri en el arte de la tauromaquia lo dio ABC el día de su entierro con su portada y un titular elocuente: “Paquirri, su última salida en hombros en la Mestranza” (más o menos), ilustrando la foto, expresiva, de una inmensa multitud acompañando el féretro, por supuesto, izado en —en ese momento- por “voluntarios anónimos”. Simplemente la conmoción, la expresión popular masiva de dolor, e suficiente para asimilar la grandeza de figura máxima del torero muerto en acto de servicio.
25 años, se cumplieron ayer, de la desafortunada tarde de Pozoblanco en que Paquirri caía mortalmente herido.
En los últimos años, con la mayor naturalidad, su hijo Francisco le ha homenajeado de la mejor forma posible: toreando en el mismo escenario de la tragedia. Con naturalidad sin alimentar ningún morbo ni sobredosis demagógica, con dolor interno. Ayer, no cuadró. Sí lo hizo por él, con toda la verdad que encierra el arte de torear, José Luis Moreno encerrándose con seis “victorinos”. Su hijo Cayetano, de vocación tardía, lo hacía de la mejor forma posible en Barcelona, yéndose a la puerta de chiqueros en un supremo esfuerzo por falta de hábito, porque en los genes algunos de los del valor y la capacidad se pierden por el camino.
Homenajes y recuerdos en exposiciones como las de Las Ventas, o artículos de calidad de ilustres escritores en los principales diarios, serios. Buen programa el de Tendido Cero de TVE.
Todo con la medida justa en espacio pero generosa en el respeto a la verdad y la desdramatización de los hechos como un tributo de un señuelo en tauromaquia para la reivindicación y fortalecimiento de su credibilidad de la misma, a costa de su vida. El sacrificio de los grandes asumido con grandeza de miras.
Otros miserables y ayunos morales, aunque sean de comunión diaria, Aletxu, por mucho que te confieses no creas que en el Cielo están muy contentos contigo, han hecho de su cinismo bandera para bajo la nomenclatura de “homenaje” rellenar con garrafa informativa espacios basura donde lo que menos cuenta es él, y si una serie de circunstancias deformadas en su planteamiento y desvirtuadas en su narración. El desarrollo no puede ser más burdo, con una película hecha por becarios y unos programas debates al uso con tufo a mariconeo y meretrices de plató, trufándolo con mercenarios de ocasión, impostores de amistad y complicidad vital con Paquirri.
Todo, principalmente, en una Cadena, podía ser la antigua del wáter, que presume de promocionar la Fiesta con una página web dentro la de informativos, con un director de los mismos servicios, que mira para otro lado, incluso en la humillación de tildar, como ayer sábado el “especial” como informativo y por lo tanto de su jurisdicción.
Claro que aunque hilarante no te deja de sorprender por actuar la Cadena en “el tipo de la casa”.
Y que vas a esperar de conductas permanentemente abyectas, cuando ayer, sábado, los minutos de silencio guardados en Madrid, Barcelona, Pozoblanco…. no tuvieron su cuota en La Maestranza sevillana.
Y es que los Maestrantes, cofrades de la empresa, capillitas de la autoridad y fuerzas vivas del taurinismo de Sevilla- Dr. Vila, hay que estar más “al loro”-, toreros que por escupir al cielo les puede caer encima,…. curritos todos, son un “bluff” en sentimientos y sensibilidad.
Es de esas ocasiones que recuerdas a Cernuda con lo de “Sevilla que maravilla”, por dos o tres veces en estribillo. Rematando, “Sevilla, sin sevillanos; Sevilla, ¡qué maravilla!”.
Y mira que me gusta la jaula…¡pero los pájaros!
14 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario