15 de abril de 2009

El indulto de Barcelona (30 de Septiembre de 2008)

Para el torero suponía el tercer toro al que perdonaba la vida en su carrera, dos de corral (Salamanca y Madrid) y éste, que rasgaba el virgo, para él, de algo que blasona en cantidades industriales los currículos de otros compañeros. Fin de ejercicio de José Tomás que desde la épica tarde del 15-j en Madrid no había provocado un tsunami parejo.


El día anterior, en Barcelona, salieron toros de Zalduendo más bravos que los 'cuvillos'

José Tomás indultó un toro en Barcelona. ¡Será casualidad! en ciudad declarada institucionalmente antitaurina. El hecho absoluto, multiplica su valor relativo: Sucede en el epicentro inspirador de Perpignan y El Tinel; la cuna de Terra lliure (vientre de alquiler -negado a abortar-, ¡las vueltas que da la vida!, para alumbrar a ERC). La Barcelona que rechaza a los toros por "violentos". Aconteció donde se "contraindulta" a los niños para que hablen como 400.000.000 millones de personas y se le pegan tres puyazos carniceros a los comerciantes que pretendan rotular sus negocios en dicha lengua. La que hurta, con alevosía y nocturnidad, los archivos históricos ajenos. Ocurrió en el baluarte del seny; de los boixos nois que el sábado asaetearon -cual Toro de la Vega-, en espectáculo dantesco, a los pericos en la que era la fiesta de exaltación futbolera de "lo catalán", nodriza de la anhelada Selección Nacional de Cataluña. ¿Pero el toro fue de indulto?


Pues no hay nada escrito sobre requisitos, al margen de lo reglamentado y su interpretación. Pero vino de perlas a unos pocos y a muchos los dejó sectariamente en el cuasi anonimato. a) Por encima de todo José Tomás y Barcelona lo necesitaban. Para el torero suponía el tercer toro al que perdonaba la vida en su carrera, dos de corral (Salamanca y Madrid) y éste, que rasgaba el virgo, para él, de algo que blasona en cantidades industriales los currículos de otros compañeros. Fin de ejercicio de José Tomás que desde la épica tarde del 15-j en Madrid no había provocado un tsunami parejo. Y la tomatosis que necesita retroalimentarse para tener reservas en el largo invierno e ir diseñando la hoja de ruta de la próxima temporada negando la mayor: ser aficionados. Barcelona termina una temporada de más sombras que luces en cuanto a asistencia, empezando por la falta de fortuna la tarde de apertura con un José Tomás sin suerte, y por lo tanto sin brillar. Pero Barcelona no atrae, por carteles redondos y remataos, por toros y toreos lucidos que pasen por su coso si no se anuncia el de Galapagar, pase lo que pase. Es más, el día anterior en Barcelona salieron ejemplares de Zalduendo mucho más bravos que los "cuvillos" del domingo. Y Fundi y Juli estuvieron no menos bien que su compañero, pero no había clímax. El mismo JT estuvo mucho más importante, por todo, la primera tarde de Madrid. Pero era Barcelona -que es "bona si la bolsa sona"-, su final de temporada y era muy importante provocar, a la mínima, terminar así y con José Tomás. b) Eclipsó de forma deliberado otros acontecimientos importantísimos que se habían sucedido en los últimos días, en un mes de septiembre revelador para calibrar el sito de los toreros. Incluso en ese mismo fin de semana del "indulto de Barcelona" hubo en Nimes dos gestas de superior calibre como las encerronas de seis toros de Juli y Castella saldadas en triunfos históricos. También Perera, todo el año y recientemente en Valladolid -"se montó" en JoséTomás, como en Cuenca- Salamanca, Murcia y Albacete. Luego vendría Logroño ¡coño!, con el toro que sale allí, y el próximo viernes, como colofón, la gesta de la temporada del torero del año: seis toros, de una tacada, en Las Ventas. Para muchos que sintetizan y simplifican el toreo a un solo protagonista es lo que importa e interesa. El resto se desprecia y se procura que no haga sombra o quite protagonismo. ¿Pero el toro fue de indulto? No lo sé -o sí-. Lo que sí tengo claro es que Idílico ha colmado, en el tiempo de descuento, los objetivos de crear un cordón sanitario entre la figura de José Tomás y el resto de la Tauromaquia (que no sólo del escalafón de toreros), contraindultada en un ejercicio de ceguera. ¡Enhorabuena! El toro fue muy movido y el torero estuvo sensacional. El mérito fue del espada que con su actitud, gallarda y artística, provocó en el público indultarle a él de matarlo, y asegurarse todos -sin pasar por el fielato de la "suerte suprema"- el triunfo al máximo: dos orejas y rabo (lo de simbólico pertenece a la letra pequeña que sólo se escudriña a instancia de parte según convenga) y en Barcelona, que administrativamente es plaza de primera, con afición en crisis, y toro claramente en recesión asemejándose mucho al de Murcia, Salamanca, Valladolid, etcétera. El indulto del toro en España es una subversión de valores, la prueba es que siempre va en collera con los máximos trofeos (lo de simbólicos, quedó escrito, es carácter menudo) que se conceden a su lidiador. De tal guisa se colige que el indulto del animal es, en instancia superior, un premio -con plus supremo- al torero. En México hace tiempo se dieron cuenta de la mandanga de muchos matadores habilidosos y técnicos para dosificar las fuerzas de un animal que, supuestamente agresivo, tiene en su motor su mayor virtud y que obligarle (torear) podría griparlo- aflorando su mansita condición-, para acompañarle a media altura buscando su durabilidad como complemento, agradecido, a su docilidad bondadosa; gestionando los tiempos hasta irse haciendo el alipendi y no matarlo, provocar los avisos y la catarsis del público en pos del triunfo de todos y, con la presidencia presionada, pañuelo naranja; toro de futuro incierto, al albur de lo que decida íntimamente el ganadero -nunca contará la verdad de sus intenciones-, y premio gordo al matador ¡por no matar!. En México el lidiador que provoca por parte del público el indulto del animal es condecorado con galones de teniente general en vez de "capitán general": dos orejas. Punto. De tal manera en las grandes faenas de México, el torero no marea la perdiz y se va detrás de la espada, por si fortuna comparece, para conseguir los máximos trofeos ¿verdad, Enrique Ponce?

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