15 de abril de 2009

Los toros, Euskadi y Cataluña (18 de Noviembre de 2008)


Es más el prurito de los nazionalista (con z) en ganar la última batalla para ser vencedores de la guerra por exterminar cualquier vestigio de españolidad; y , por el otro lado, la resistencia taurina se moviliza impulsada, por honor, dignidad y coherencia: agonizando de pie como toro bravo, herido de muerte, tuneando la realidad (no hay quórum para hablar de afición extensa en Barcelona) antes que ceder a la intransigencia y la intolerancia del cuasi fascismo identitario. Igual que en el franquismo, pero al revés, curiosa paradoja.
Las noticias sobre el nuevo reglamento en el País Vasco y la admisión a trámite de una iniciativa popular en Cataluña para suprimir las corridas de toros tienen la gravedad que le queramos dar sin desdeñar preocupación, impotencia e indignación. Seamos claros y crucémonos al pitón contrario, pongámonos en el sitio atornillando zapatillas. Lo de Cataluña es más nostálgico que pragmático, tanto para los animalistas como para La Fiesta. El decantamiento de los hechos, sin ceguera, a día de hoy, nos instala tan sólo en una Barcelona taurina de, a penas, una docena de espectáculos y que solo es capaz de llenarse dos veces al rebufo de un torero y en base a la llegada puntual de contingentes de tropas aliadas, aficionados y público, provenientes de los más diversos confines. Es más el prurito de los nazionalista (con z) en ganar la última batalla para ser vencedores de la guerra por exterminar cualquier vestigio de españolidad; y , por el otro lado, la resistencia taurina se moviliza impulsada, por honor, dignidad y coherencia: agonizando de pie como toro bravo, herido de muerte, tuneando la realidad (no hay quórum para hablar de afición extensa en Barcelona) antes que ceder a la intransigencia y la intolerancia del cuasi fascismo identitario. Igual que en el franquismo, pero al revés, curiosa paradoja.


Lo de Euzkadi puede tratarse de una bilbainada, la ocurrencia de un guiputzi, la patatada de un vitoriano o de políticos asustaniños, no por lo de la prohibición de entrada a los menores de 16 años si no van acompañados, si no por mucha de la letra pequeña que desprecia a los profesionales. Hasta tal punto, tómenlo como una anécdota, pero es un referente de su talante, de no permitir a los apoderados estar en el callejón. Fotógrafos, policías, y políticos con sus neskas y nekanes todos y todas; vascas y vascos Los profesionales ya se han posicionado en postura de fuerza y tienen el apoyo velado de los corporativos taurinos de Vistalegre en Bilbao y la plaza de Vitoria en la seguridad que se llegará a acuerdos. Sobre lo de los menores, que tanto ruido ha hecho, además de una memez no merece más que una reflexión de cierre: ¿Por qué no van acompañados a las ikastolas donde se les tergiversa la historia y se induce al recelo y en alguna medida, pasando por la criba, al odio que engendra las primeras armas de la kale borroka y el embrión de algo más? Cosas de todos los inviernos. En febrero, en cuanto se huela a toro, y con la verdad del juego de la suerte y la muerte, su actividad es el mejor antídoto ante sus represores. No se entiende, pues, que sea el propio sector el que no le de la importancia que tiene a América, una temporada que no es un tránsito si no una continuidad que además le da a la Fiesta rango universal.

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