15 de abril de 2009

Fin de curso: Perera, Perera... y el resto (21 de Octubre de 2008)

Si quitas al extremeño, muchas luces y muchas sombras hay en el escrutinio de temporada de las figuras; temporada que les aleja de la rotundidad continuada en los triunfos arrolladores de Perera. Así, sin animo de jerarquizar, se puede decir que el que más ha aguantado el tirón ha sido Enrique PonceCon Jaén, por San Lucas, más el estrambote del absurdo final, tardío y de compromiso de la temporada en Madrid, se puede dar por concluido el presente ejercicio taurino. América espera... ¡Ya! Un curso que presenta a Miguel Ángel Perera como su referente: sobresaliente cum laude; matrícula de honor. En esta temporada de 2008, Perera se ha encumbrado consagrándose como la figura del año, como torero con proyección y grandeza para hacer historia: marcar una época. Si quitas al extremeño, muchas luces y muchas sombras en el escrutinio de temporada de las figuras, temporada que les aleja de la rotundidad continuada en los triunfos arrolladores de Perera. Así, sin animo de jerarquizar, se puede decir que el que más ha aguantado el tirón ha sido Enrique Ponce. Su comienzo en Fallas, respetado en Sevilla, su seriedad con toro esaborío en su ¿última comparecencia? en Las Ventas, la plástica con el buey de Pamplona (en otro atisbo de despedida) y su firme faena de Santander, Bilbao, Gijón, Mont de Marsan, Dax, Bayona... Y todo en su decimonovena temporada. Ponce nos desconcierta de la sensación que quiere transmitir el maestro valenciano en que la próxima será su última campaña antes de decir adiós, con el mejor -a distancia- currículo de la historia, el 19 de marzo de 2010. El Juli y El Cid cada vez depuran más su torero de firmeza y poderío, el primero, y de pureza y clasicismo, el sevillano. Pero sus ciclos han estado jalonados de dientes de sierra entre grandes tardes -no cantadas lo suficiente- y tardes de infortunio en los lotes -contadas con ribetes pesimistas-. Manzanares tuvo que cortar temporada. ¡Pero está probado! No es dudoso. Dos muestras -entre varias relevantes-: Sevilla y Bilbao. Su última tarde en Murcia fue una oda al arte de torear. Castella ha sufrido ¡Y no sólo con la espada! En busca de una nueva identidad, más apurada en el arrimón que afinada en el arte de torear; más obsesionado en el cuerpo a cuerpo -sin discriminar las condiciones del toro- que en administrar distancias, alturas y velocidades. Su última tarde en Jaén ha sido una declaración de intenciones para que nadie se olvide de su condición de torero en figura (importante). Jaén ha sido (lo último se recuerda con más facilidad que lo anterior, dicen) un bálsamo en la temporada sinuosa de Talavante y un aviso a navegantes de César Jiménez. Cayetano se rompió otra temporada más. Pero bastan dos tardes: la de su confirmación en Madrid y la de Málaga, una tarde para la apuesta de un aficionado, bastante más creyente que su propio apoderado en que está preparado para acometer compromisos totales. Morante, lo escribí la semana pasada, cuando ha ido en normalidad ha progresado en ganas sin perder su condición de genio. Su última tarde en El Pilar no debe empañar una buena temporada de sangre y fuego, tanto como reflexionar sobre sus estrategias de futuro. De los veteranos, El Fundi, sin discusión. Su actuación (en cartel atípico) de Barcelona le desestigmatiza de su exclusiva condición de legionario. De los jóvenes, en distinta línea, se cuajan Luque y Bolívar. El Fandi permanece estable en la cabeza del escalafón y en su condición de llevar gente. Torero para todos los públicos, como los llamados mediáticos, que, reciclados, han cumplido con su papel (que no es baladí según que plazas). Los salmantinos, Valverde, Gallo, Capea y Chaves -así han terminado en el escalafón- han pasado con gran dignidad pero sin terminar de romper. Al resto, les faltan corridas. José Tomás, por su excepcionalidad, merece análisis exclusivo en próxima entrega como nota al margen de la competitividad que han asumido el resto de sus compañeros. Cada tarde un suceso, pero fuera de concurso. La NBA y los Glober Trotters. Se nos fue Liria con la honradez y vergüenza con la que pasó por la Fiesta durante más quince años. Y, a título particular, para el recuerdo -mi recuerdo- la faena de Javier Conde en Murcia. ¿El toro? ¡Pues el que hay! La gran asignatura pendiente.

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