15 de abril de 2009

Santander, del milagro al modelo (3 de Marzo de 2009)


En su día fue un milagro, ir metiendo gente en el coso de Cuatro Caminos con el señuelo dosificado de invitaciones, y crecer hasta los diez o más espectáculos, una semana de toros con los mejores carteles, e incluso una semana taurina en el invierno y siendo autosuficiente en el aspecto económico de no ser por que sus dependencias funcionan todo el año en su mantenimiento y colaterales y mantiene a unas cuantas familias. Hoy, es un modelo en el que no hay ningún secreto, ni ninguna piedra filosofal. Es sencillo, no especula con el piso de plaza
Un torero reventó la temporada 2008: Miguel Ángel Perera. Su ausencia confirmada en Fallas y en Sevilla no son de recibo, máxime cuando el baluarte de su causalidad no es de índole económica; y cuestiona tanto la competencia de los gestores de ambos cosos como a sus propietarios (principalmente Valencia, por ser de titularidad pública) y sus modelos de explotación. El sábado, Perera arrasó con todos los premios de la importante feria de Santander en el discurrir de una gala multitudinaria que vibró sincera con dos modelos a seguir: el de Perera, como torero, y el del Ayuntamiento de Santander como modelo de gestión. Santander no sólo es el milagro de su consolidada feria si no el modelo de institución pública que necesitan los toros: entre otras cosas por ser conscientes del valor añadido que alrededor de cualquier actividad taurina supone el mundo del toro para el sector servicios y promoción de la Ciudad.
Por ello, tras asentar una feria y prestigiarla como la mejor del norte -de las de su clase- y una de las más sugerentes y atractivas de España y Francia (así, poco a poco, durante más de veinte años), desde hace un lustro celebra una semana taurina de envergadura con actos lúdicos, gastronómicos, culturales y demás alrededor del toro, con el objeto de diversificar acciones complementarias a la feria pura y dura y desestacionalizar la tauromaquia y su mágico entorno, sin circunscribirla únicamente a la feria de Santiago, allá por julio. En el transcurso de la semana taurina y el desarrollo de la cumbre del torero en tres manos a mano, se ha sabido que Perera será el único torero que repita actuación en la feria en base a sus méritos contraídos. Y al contrario que Valencia, con unos ingresos por canon de un millón de euros, y Sevilla -con un robusto abono en el que se incluye la televisión y un circuito de novilladas más el abono de San Miguel, a largo plazo- Santander no se lucra de ninguna de esas ventajas. Tampoco derrocha el dinero (por si se piensan los taurinos que tira con pólvora del rey) y contrata a precio de mercado. En su día fue un milagro, ir metiendo gente en el coso de Cuatro Caminos con el señuelo dosificado de invitaciones, y crecer hasta los diez o más espectáculos, una semana de toros con los mejores carteles, e incluso una semana taurina en el invierno y siendo autosuficiente en el aspecto económico de no ser por que sus dependencias funcionan todo el año en su mantenimiento y colaterales y mantiene a unas cuantas familias. Hoy, es un modelo en el que no hay ningún secreto, ni ninguna piedra filosofal. Es sencillo, no especula con el piso de plaza. Y las cuentas les cuadran, o al menos compensan el valor añadido que durante esos días robustece la musculatura de la ciudad equilibrando, cuando menos, la balanza de pagos al incrementar el PIB interno. Y está el mejor de los mejores de toda la temporada 2008, y dos tardes. Pero también Ponce, Juli, José Tomás, El Cid, Castella, Manzanares, etc. Santander fue un milagro. Ahora es un modelo que deja con las vergüenzas al aire a políticos y taurinos… Sí, porque si el sector taurino se lo propusiera el modelo Santander no sería la última coca-cola del desierto. Pero ya se sabe: ¡cuerpo a tierra, que viene los míos!

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